jueves, enero 25, 2007

Ángela escribe: lo que siempre quise escribir (o puro sentimento al mejor estilo de aquella que cree saber lo que dice)

De manera descarada te metiste dentro de mis afectos.
Ahora tarareo al azar, ahora visto y desvisto lo imprevisto o siempre visto.
Preguntarse si estas son las horas de escribir sobre el asunto es lo pertinente y la respuesta es una sola: no merezco tanto
Dos palabras no mas (las conocemos bien)... mejor tres por respeto a quienes prefieren no saber mucho y a aquellos quienes fomentan las buenas maneras: SE LE QUIERE

lunes, enero 15, 2007

Liza escribe: frontera colombo-francesa

  • El progreso se encuentra en un salta continuo de un universo a otro, un perfeccionamiento que requiere un cambio finito de lugares físicos.
  • ¿finito? ¿Alguna vez se alcanza la perfección total?
  • No lo creo, pero tú decides en qué estado deseas permanecer.
  • Y solo firmo, ¿verdad?, ¿y ya me ponen en camino del segundo universo.
  • ¿Quién ha dicho que es apenas tu segundo universo?

Co una sonrisa fingida, nerviosa, y desconcierto en las venas, firmó un papel que no entendía muy bien porque no era su idioma natal. Aún así, bajo las alas de la libertad ansiada, con el deseo inmenso e matar la monotonía de desprenderse del diario dolor que le solía cubrir la sonrisa, empacó sus maletas de ilusiones que olían a fresa y sabían a chocolate.

Un par de días después, el Ave Fénix estaba listo, recién bañado y perfumado, peinado y con cada una de sus plumas blancas como la nieve de Francia. Su lomo y espalda colmados de rostros desconocidos, y tres o cuatro familiarmente vagos pero de espíritus palpables y agradables, que le permitirían dejar la mitad de las valijas de temor antes de partir. Amablemente, el ave milenaria bajó su pico reverentemente para que pudiese subir aquella joven heroína. En agradecimiento al gran gesto del místico animal, la joven pisó con suavidad el pico y la cabeza del animal, con cuidado de no herir los ojos del grandioso y único ejemplar viviente.

Minutos después del ascenso, el ave alzó vuelo dejando atrás el tricolor rojizo de su ‘primer universo’ y con destino de un tricolor más romántico por tradición. Desde el gran animal, todo se veía tan pequeño, que su acrofobia se alimentaba con las casa viéndose del tamaño de la cabeza de un alfiler.

El arte, el idioma y el aire iban cambiando, y el Fénix aterrizando. Sus lágrimas habían caído al océano pasado y el entorno le sonreía con amabilidad. Su nuevo mundo le permitía admirar el anterior y le hacía amar el presente. Su nueva gente le recordaba la anterior y le hacía amar la de ahora; su nuevo ánimo le hacía saber lo que podría llegar a ser. Sabía ahora que seguiría saltando de universo en universo, con un universo completo dispuesto a crecer, y cuando vuelva a este, su ‘primer universo’ su espíritu será más grande, y querrá llenarse otra vez.

FELIZ CUMPLE LAURITA