domingo, diciembre 24, 2006

Liza escribe: Poesía en movimiento

Simona se sentaba frente al mar que pasaban en Discovery Channel, pero aún así la inspiración no llegaba. Ya toda su familia y amigos cercanos habían intentado todo, pero nada salía de ella. Muchos comentaban que se había secado por dentro, que el mecanismo de la vida la había cuadriculado.

Una vez que terminó de visitar los lugares hermosos, de ver las pinturas que siempre la había hecho escribir dos o tres poemas en una sola tajada, de escuchar conversaciones en tertulias, una vez que agotó todos los recursos, escuchó dentro de sí una voz antigua, de un viejo capuchino que sonreía en las manos de Oscar Wilde… "el fútbol es poesía en movimiento" decía aquella extraña y lejana voz.

Sin más nada que hacer, sin una salida más que tomar, se obligó a ella misma a ver media hora de fútbol en la televisión. Más aún no se entusiasmaba, por lo que decidió ir a un campo y vivir la pasión por la que muchos morían y algunos otros locos, simplemente vivían. Con sombrilla en una mano, y una libreta en la otra fue a ver el partido como última esperanza.

En las graderías verdes del pequeño universo, se sentó a admirar el panorama de 22 hombres haciendo movimientos extraños para calentarse por dentro, y ya tenía qué escribir… Pero se abstuvo al ver a un hombre que ya no tenía por qué recordar, con uno que había cruzado palabras en una de esas noches en busca de la inspiración divina, ese que elogiaba el ska pero se regocijaba con el reggae. Le sonrió aunque él no la viera, y observó con deleite aquella cabellera de rizos definidos y pueriles. Le miró con más ahínco y descubrió pasión en sus movimientos, energía en sus saltos, fuego en su mirada esquiva y sencillez en su altivez. Simona quería correr, más la sostuvo en su lugar el orden que no sabía por qué llevaba, pero su corazón haló a su alma para tomarle de la mano y correr con él por las canchas de manchas blancas aunque su cuerpo permaneciera inmóvil. Por primera vez en mucho tiempo, deseó tener en su boca, en sus manos, las palabras, los versos que le merecieran una descripción; las ideas que expresaran el sentimiento que le salía del pecho. Era lo que esperaba, Simona tendría que esforzarse por transformar ese suspiro de la vida en algo un poco más tangible, más entendible, quería compartirlo con el mundo.

El partido transcurría con pitos, gritos, aplausos, abucheos, sudor, un poco de sangre y colores por doquier. Un gris rodando de lado a lado y que descansaba en un momento glorioso en el aire. La cabeza a la que pertenecen los rulos gloriosos impacta el balón y pone en problemas a la red para sostener sus giros. Un paso de ska que humilla el prado, y un beso que vuela en el aire hasta descansar suave en los labios de Simona que emocionada quiere hacer el canje y de pie, en el más alto de los escalones libres grita a todo pulmón: “Quiero ser quién te lleve un gansito todos los días de los meses, todos los meses de la vida… Quiero ser con quien bailes ska el tiempo que queda hasta que termine en Reggae, escuchar Esa canción de tu boca, recitar de la mía versos tristes que nos hagan sonreír, quiero recorrer ese camino contigo”.

lunes, diciembre 04, 2006

viernes, noviembre 24, 2006

Ángela escribe: Recomendaciones para los finales

Algunas pautas para no hacerse mas torturadora la época preferida por grandes y chicos:
  • Aséese, no importan las circunstancias.
  • Esa llamada que usted piensa se puede aplazar: debe hacerse
  • Siempre piense que la situación podría ser peor.
  • Conozca cada movimiento de Murphy... a los enemigos hay que tenerlos muy muy cerca.
  • Sea conciente que esa incomodidad con usted mismo, esa no autoaceptación, se llama "ganas de joder" y nadie está dispuesto a hacerse el comprensivo para que usted se sienta mejor.
  • Por último: conserve la calma si de repente alguien a quien usted guarda un profundo respeto, jura por el aire que respira que "strawberry fields forever" es una composición de los Fabulosos Cadillacs. De no controlarse tenga por seguro que habrá arrepentimiento inmediato.

jueves, noviembre 16, 2006

Liza escribe: la puerta... aunque no gane en concursos de ingenieros

Las flores aún en la mano, marchitándose en un tiempo record, tísicas, famélicas y desilusionadas por no haber logrado el efecto que deseaban; estaba el pobre de siempre medio muerto en la mitad de la calle siempre desolada, y en un lago de vómitos verdes con fucsia, con la mirada triste y fija en la puerta café que tal vez nunca iba a poder atravesar, y menos podía aspirar a que le fuera abierta. Lo había intentado todo, rasguñar, patear, lijar, morder y hasta tocar el portón detrás del cuál se encontraría su adorada; la de siempre, la que nunca le miraba. Ilusionado en el poder del amor capaz de todo, tomó una limpia muestra en una bolsa ziploc nueva, con una espátula previamente esterilizada y aún sin soltar las flores de su mano llevando todo al laboratorio secreto, cuya ubicación se revelará manteniendo en silencio las indicaciones para llegar a su casa por la Av Cali con Torturadores del Expresidente. Después de saludar a su madre de mala gana, caminó de espaldas y prevenido por los pasillos y las escaleras hasta encontrar la puerta de su cuarto. Saltó dos veces, propiciando un gran estruendo por toda la casa y con éstos encendiendo las luces de su lamentable aposento, mientras las cortinas romanas se cerraban cayendo con más gravedad de la acostumbrada. Se paró de manos, dio cinco volteretas que se le complicaban con la pesada ropa que llevaba y con las monedas que caían de su bolsillo (y esquivaba hábilmente). Sacó la lengua y lamió 30cm de la pared marcados previamente con una cinta roja llena de líneas de un circuito que terminaban junto con la lengua. Mientras la pared lamida se transformaba asombrosamente en una pantalla de colores extraños que se hacían cada vez más transparentes, nuestro protagonista se ponía de pie y bailaba una polka que parecía sonar desde el centro de la tierra - pero obviamente dirigido sola y únicamente a ese cuarto en el mundo-. Todo esto, obviamente mientras se ponía los pantalones tricolor de la suerte.

Minutos después del extraño pero puntual rito, se sentó once minutos, con once segundos en aquella silla que rechinaba, la del computador. Del centro de la pared medio transparente, aparecía una mosca que se transformaba poco a poco en un champiñón, de un champiñón que se transformaba poco a poco en un koala, un pingüino, un oso hormiguero y por último en un humano con nariz prominente. Rápido, tierno, con corbatín y que aspiraba con una de sus mangas. Ciento cuatro milisegundos después, una llave cayó del techo, dejándole una marca entre verde y café como de humedad. El hombre del corbatín metía su mano en el retrete sucio y de agua extrañamente anaranjada, hasta encontrar una pequeña ranura por la cuál deslizar la llave que había caído de la nada. Nuestro personaje se levanta con algo de parsimonia, mientras el excusado se convierte en un tobogán de agua deshidratada por el que éste se desliza tranquila y pacientemente con un vaso de jugo de lulo que tenía del día anterior en una mano, y en la otra la bolsa con la muestra y las flores.

Después de un recorrer el camino a velocidad prudente para no ser multado, el caballero de la armadura de cuero palpaba la forma de quitarse el casco que le oprimía las ideas; el casco plateado que aplastaba el pelo dorado, de las pestañas de burro triste y el protector que esconde la reluciente sonrisa blanqueada por rayos rojos y azules. Había esquivado de forma monótona los acuáticos transportes salados y dulces de la náutica sociedad mojada para llegar a suelo firme. Llegaría a la ciudad antigua de recuerdos de abuelos y quedados, caminaría como cualquier hombre falto de actualidad – hablando de tres o cuatro años – hasta llegar a la casa de puerta café, donde ni siquiera tendría que tocar para que se le abriera y se le llenara de atenciones pegajosas y faltas del hermoso individualismo que le llenaba sus venas egoístas de aires venenosos y dulces como las noches de simulación estelar, de la antigua, de la más parecida con la realidad.

En el agua se veía reflejado, aquel interesante y vibrante ser lleno de adrenalina incapaz de gastar en el resto de sus años de vida, incapaz de que le alcance un solo día para vivir como quiere, para hacer todo lo que no le ha sido capaz de entregar la copia del mundo mejorada versión 3.465. Tal vez la 3.5 le satisficiera, si hubiera más tiempo y menos que hacer, si le programaran de una forma diferente, ¿si le programaban o era un autoprograma?...

En la pantalla gigante aparecían símbolos de un idioma extraño que solo él conocía, bueno él y la mosca champiñón koala pingüino oso y medio humano. Y repasaba en voz alta –de las de trueno – las instrucciones para no equivocarse, para aprender mejor. En aquel tanque en forma de helado de vainilla con chocolate ponía las flores marchitas – las del encanto especial deprimente – con los pedazos de puerta café que había sido previamente rasguñada, pateada, lijada, mordida y hasta tocada, y que habían sido herméticamente guardados en una ziploc nueva. Los revolvía con el cucharón de colores que cambia de color según la temperatura, y le ponía trozos de masmelos en forma de flor (de las que no están marchitas), y lloraba sin gran esfuerzo para poner la pizca de sal que se le había acabado en la cocina. El siguiente paso –gritaba- corazones de vivos abiertos, no importa su raza, su color o su piel mientras despellejaba antiguos amigos que habían ido de visita, mascotas que le habían querido a pesar de los malos tratos, y empleados fieles por los que la madre de nuestro héroe, aún preguntaba.

Un embudo gigante depositaba todo en el disco duro de un computador de tres por tres metros cuadrados de la nueva reglamentación mundial, mientras el servidor intentaba poner orden al sangrientodulcesaladoloroso revuelto. Nuestro ídolo se sentaba ahora en la silla que rechinaba y había bajado la mosca transformer para poder estar cómodo mientras programaba en un lenguaje que solo dos personas en el mundo conocían y era útil en especial en casos de emergencia emocional. Programaba con rapidez y sudor en su frente, de vez en cuando una lágrima de cocodrilo caía desde el ya muerto Amazonas en su nariz fría, y de vez en cuando salía sangre de sus dedos al compilar. Los errores le exasperaban y le ponían una cicatriz más en su ancha y deforme sien; los dedos volaban sobre el teclado, arrastrando miel y mugre de la comida de días pasados de desesperación. Corrección tras corrección, links, ventanas, matrices, declaraciones… ¡Un programa que funcione!

Una vez los pies en la sucia e inteligible antigua tierra, el cabeza dorada sentía inútil el caminar hacia un destino al que lo llevaba su propia voluntad, o la falta de ella. La puerta que se veía a lo lejos, como un punto sucio en la tierra que lo llamaba, pero él no quería ir; era arrastrado por la fuerza de sus pies, que resbalaban en la tierra árida e infeliz que un día sus padres habrían pisado. Se detuvo un momento la gran fuerza hipnótica que lo conducía hacia la puerta para comprar una oblea clásica y un raspado de los que ya no vendían en las aguas del planeta de versión mejorada 3.465, ni los habían desde la versión 2.0. Había que disfrutar los rincones del mundo, donde todavía la actualidad no los había conducido a la rapidez de las acuamotos y la ropa interior electrónica que no hace corto con el contacto del agua, ni siquiera en contaminación.

El frío del sótano rodeado de agua congelada, le hacía tomarse su helado con más rapidez, para calentar un poco el interior de su ser y que los dedos pudieran seguir escribiendo, mientras al oído muchos espíritus desconocidos, le susurraban funciones nuevas, comandos a inventar, constantes que acumular. Sus ojos lo rodeaban todo, la gran pantalla expelía colores intensos que entraban por los poros del superhombre en cuestión llenándole el cerebro de ideas que solo podían salir. El servidor que le hacía un masaje en los rígidos pies, ponía su grano de arena para que el gran programador pudiera concentrarse en su arduo trabajo, que tal vez un día, salvaría a todo hombre del sufrimiento inexplicable, de aquella enfermedad insertada en los genes y que hace que el hombre de generación en generación, gaste latidos inútilmente, en lugar de administrarlos bien para poder vivir un poco más. Todo ser humano gastaría solo los latidos necesarios, los que guiaran por la expedición de la parte de su vida sensible y falta de lógica, sin sufrir ni llorar, con lo que necesita cuando lo necesita y ni una dosis más, ni una dosis menos; surgían preguntas sin aparente respuesta, ¿cómo calcular la dosis perfecta? ¿Cómo hacer que no se quiera más, si él mismo solo quería más de lo que no tenía y cuando tuviera desearía más? ¿Cómo después de triunfar con ese experimento, volver a vivir modestamente y seguiría pensando en otras cosas para cambiar un mundo que seria para aquel entonces casi perfecto? Había ahora que montar una máquina gigante con su respectivo circuito… Magia, belleza, desmitificación sin par, se respiraba conocimiento y locura en el cuarto aquel. La electrónica unía sus fuerzas con el amor, la electricidad se doblaba con los masmelos y la mecánica bailaba al ritmo de Gali Galeano en su tinte más romántico y doloroso. La tecnología al servicio del amor forzado que abriría esa puerta de par en par. Había que vestirse para la ocasión y limpiar la basura de las conexiones, pero no sin antes… - ¡SEÑOR!- gritó el pingüino desconociendo la concentración de su amo – No ha puesto usted una subrutina para un escape de emergencia, como dice en todo manual del buen constructor. El galán que se ponía colonia trasnochada por tanto días a la espera del final del proyecto, se enojó con su humilde servido arrepintiéndose de haber dejado por fuera del revuelto aquel su corazón de esclavo entrometido. Con la desesperación de probar su proyecto con puerto paralelo al computador, obvió los consejos y decidió ahorrar tiempo que tal vez podría emplear en distracción y diversión. La paciencia no alcanzaba para los diez largos minutos que emplearía el programar una nueva subrutina, además de que el traje de gala que se quería poner, no podía esperar un segundo más.

Una vez comidas las chatarras callejeras, el efecto imán de la casa arrastraba al pobre infeliz como a un tornillo de hierro puro. Él seguía caminando con el torso hacia atrás, como quien no quiere la cosa, y ya viendo el punto café hecho un rectángulo ya podía hasta oler su madera corrompible. Quería tocar tan solo una vez, y no que la puerta se abriera con los mismos poderes mágicos que le llevaban a aquel aposento como yendo a un destino fatal. De repente, un jardín hermoso como la luna de Marte que se veía los miércoles, se le apareció al frente haciéndole recordar las historias románticascursismuylargas de su papá para conquistar a su mamá. Un impulso interior, un llamado de la naturaleza lo llevó a saltar la pequeña cerca color sartén y con el dolor de sus manos, cortar las rosas espinosas de mil colores que entregaría al abrir a puerta por la que no quería pasar.

Era la hora de la verdad, un pequeño control en su mano y otro en la mano de su fiel Koala, oprimidos al tiempo lograrían que por el inalámbrico del ordenador volaran las órdenes de abrir la puerta de par en par, para entrar a donde nunca había entrado y ahora se atrevería a entrar sin siquiera rasguñar. Los nervios de punta, la naturaleza de su vientre lleno de mariposas multicolores mordiendo el interior con furia, al grado de hacerle temblar con violencia, con una enfermedad heredada por el simple, complejo, natural y débil humano. Ahora, atravesaría la máquina y volvería para anotar en su bitácora las experiencias fantásticas de su fabuloso experimento, y en su diario, la historia de su primer amor.

Estando enfrente de la puerta, y esta no se abría, por primera vez tocaría y la emoción casi no le dejaba estirar el brazo. Con algo de dificultad y preocupación, se concentraba para accionar sus músculos cuando de repente un viento huracanado lo azotó transportándolo a un lugar extraño y nuevo para él, en un cuerpo insólito y bien vestido. La voz de un oso hormiguero le consolaba y preguntaba si se sentía bien. La nueva sensación se hacía fantástica y singular, tanto que la sonrisa de satisfacción por tocar la puerta no se comparaba con la impresión de libertad que lo abrazaba. Por miedo a que la ocasión furtiva terminara pronto, se desesperó, tomó una silla y empezó a romper todos los aparatos que aparecían a su alrededor. Destruyó hasta que escuchó la voz del pingüino, indicándole que no hacía falta destruir, porque no había una función de escape. A lo que el hermoso ejemplar de león, convertido en un triste ratón sonrió y terminó un jugo de lulo a medio vaso, para no despreciar.

Con un simple control en la mano y sin tocar, la puerta se abrió de par en par, con abrazos exagerados, besos desesperados y gritos desenfrenados, que le hicieron desear haber puesto una subrutina de escape en su nuevo programa con cambio de hardware.

martes, noviembre 07, 2006

Liza Escribe: Carta a la Rusia que ya fue

Mi muy apreciado Fedor Dostoievski: Te escribo desde una región que seguramente jamás habrás escuchado siquiera nombrar; lo importante es que te verás identificado con algunos de los temas que trataré. Te escribo porque aunque no me conoces, yo a ti sí, te conozco hasta donde puedo, hasta donde el 'idiota' que todos llevamos dentro por la sumisión nos lo permite. Te escribo porque el azar me permitió saber de ti. Pongo letras en este lugar con tu misma condición de un ingeriero sin convicción, de condición y decisión. Tus poderes de ser extraordinario, te permiten mezclar lo que todo el mundo pensaría que no se puede. Juntas lo que carece de arte -no de belleza - lleno de utilidades prácticas y modernizantes y por el otro lado algo hermoso, un mundo sin formas ni ciencia, eso que como diría un coterraneo mío, 'al fin y al cabo no sirve para nada'. Me sorprede tu capacidad de sentarte en un parque -como si el tiempo ingenieril no existiera - a observar y abstraer, mientras yo no podría dejar de recriminarme el preferir lo hermoso a lo práctico. Bueno, ya he de concentrarme en el motivo principal de esta carta, y es una pregunta concreta - o no tanto- un interrogante dolido que llena mi ser, que me pone irónica y me hace sentir impotente, la incapacidad de un ingeniero para ingeniar... Me asusta en sumo grado llegar a un punto tal en que no pueda ver más de lo que debo, para encerrarme en el cuadro lógico, que cierra el mundo capitalista y te hace olvidar de lo que realmente importa, pero te hace feliz. Me hubiera encantado tener dos minutos de tu agradable tiempo, ya agotado en esta tierra, y que pudieras ver la tristeza de un arte creado por la ciencia, donde lo bello es lo tradicional, donde el sentirnos como hormigas debiera interesarnos... sintiéndonos patéticos frente a granadillas y tomates gigantes. Y aún más triste, que las actividades colegiales llenas de trivialidad y apuro, donde la sucia pintura de motocicletas y el consumismo se vuelve atrayente, quedando el arte ahogado en una fuente pobre de monedas representando credibilidad, entre adornos navideños... Sus días de tonterías están contados, fueron 5, tristes, que se repetirán... pudiendo hacer de ellos un espectáculo colorido de libertad y conocimiento verdadero. Te dejo descansar, disculpa mis quejas.

miércoles, octubre 18, 2006

Ángela escribe: Remake electrónico

Hace unos instantes:
Angelita dice:
bien, aquí como con sueño pero esperándote para hablar contigo
Angelita dice:
y para suplicarte que me pases el micro
dave.exe dice:
jejej. listo pero tengo que buscarlo
dave.exe dice:
lo tengo en otro disco duro
dave.exe dice:
de una...manana te lo tengo
Angelita dice:
seguro???
Angelita dice:
puedo confiar en ti??
dave.exe dice:
sikas parcerita
Angelita dice:
buscalo ya
Angelita dice:
ponte en eso... ponte haypel!
dave.exe dice:
jejeje sacale chispas a microstaltel
Angelita dice:
eso!!!
Angelita dice:
préndete en fuego como un displaytel
dave.exe dice:
jejejej
dave.exe dice:
que tu eres Escuelera street fighter
Angelita dice:
JAJAJAJAJJA
Angelita dice:
esa estuvo buena
Angelita dice:
dudo que pueda superarla
Sin duda alguna David es mi favorito

jueves, octubre 12, 2006

Liza Escribe: uff

El día de hoy estoy demasiado desilusionada del estado del mundo, más de lo normal. Puede ser que me queje mucho, ya me conocen muchos, y soy así. El cuento es que hoy miro a mi alrededor y me sorprendo más de lo triste que vivimos y de lo mucho que aguantamos, de que bajamos la cabeza y seguimos el montón porque no hay nada que hacer... Paso por la calle y veo gente que tira basura al piso, habiendo una caneca a 2 metros. ¿Por qué vivir así? ¿por qué no tener consciencia que esto también es nuestro?. Si transmilenio no hace nada por cambiar, por qué nosotros no cambiamos nuestra mentalidad, hacemos filas, respetamos los puestos, le cedemos el lugar a quién más lo necesita... No puedo entender... Me indigna. No tenemos paciencia, queremos ser los primeros en todo sin hacer nada. Ignoramos a alguien por alguna estupidez... despreciamos a los demás sin razón alguna. ¿Egocentrismo?¿falta de caridad? ¿qué nos pasa?

viernes, septiembre 29, 2006

martes, septiembre 05, 2006

Angela escribe: Existe alguien que...

No quiere cumplir cinco años por que le gusta el número cuatro. Cuando grande quiere ser Strawberry. Llora si ella misma no es quien clava el pitillo en su jugo de cajita. Tiene dos mascotas imaginarias: un gato y un perro que caben su mano. Me dice tía.

sábado, septiembre 02, 2006

Angela escribe: "El tiempo es un efecto fugaz"

Las imágenes se entrecruzan y echo de menos los insultos que otrora inventé muy especialmente para ti y que me salían con tanta facilidad. Agoté todos lo motivos para desearte una enfermedad desconocida. Se me acabó la rabia, se me esfumó el dolor.
Mierda, el futuro es mas incierto que nunca

miércoles, agosto 23, 2006

Ángela escribe: El peso de la crisis

Que un señor de aproximadamente 70 años, se pasee a las 8 pm, en un semáforo, con una bandeja, ofreciendo ensaladas de fruta en vasitos desechables, con una bolsita plástica cubriendolos y con cara de no haber vendido ni medio. Y que dos hombres que rondan los 35 años, se paren todo un día, en una esquina cualquiera de Bogotá frente a una báscula casera, ofreciendo pesar a las personas por "cualquier monedita", no sólo me deja preocupada, sino que ademas quisiera romperles la madre a todos los promotores de esta ceguera:

domingo, agosto 13, 2006

Angela escribe: HaloScan no muerde

Dejemos una cosa clara antes de continuar con toda esta farsa.
El hecho de que usted estimado lector haga click sobre la opción Comments que aparece luego de cada post, no desatará una maldición sobre su casa. Dejar un comentario no hará que uno de sus hijos salga gay, ni recibirá una llamada donde le digan del otro lado: “seven days”.

miércoles, agosto 09, 2006

Se escribió: ODA AL SERVIDOR (Lo que todos piensan pero nadie dice)

¿Qué sería de un cierre de vacaciones sin una cita contigo en una fría madrugada?

y aunque la respuesta es compleja, la letras se derraman en la pijama. El lecho ya casi hundido hasta el piso pide un descanso y derrocha adrenalina.

En la víspera de la fatídica madrugada, la madre regala un beso [nostálgico

sabiendo que aquellos días de cordialidad terminarán; que su pequeño retoño volverá a ser la máquina frívola y displicente de [antaño apenas los mundos internos de la máquina infernal ofrezcan [mezquinamente una luz rectangular de no más de 17 pulgadas

En la oscura víspera el cuadro desesperado de la progenitora

Que lustra el aparato que albergará en sus entrañas Al madrugador y decisivo servidor, mientras en sus pensamientos ruega: Que pueda comer y dormir, que lo vea mas seguido

Como en el piano, los dedos vuelan como mariposas por el teclado [numérico

Ni los ojos alcanzan a percibir sus rápidos ires y venires seguidos de un [clickeo veloz Los insensibles cuadros verdosos de “progreso” hacen su aparición [triunfante Y lentos como agonía, burlándose del dolor ajeno hacen su entrada triunfal sin salida

Los perversos cuadritos hijos de… su madre son,

Muestran su poderío al cambiar segundos por horas Y es ahí donde el dios de los dioses toma su decisión Y los mortales con conexión telefónica y los semidioses con banda [ancha se sientan en una misma mesa, la misma porquería

Murphy se apropia del corazón de la ciudad, de la gran probabilidad de lo improbable

se abre la puerta a lo esperado, que se sabe será imprevisto y ante nuestros ojos impávidos vemos cómo los cupos se van como [agua entre los dedos el corazón late muy rápido, la respiración se agita, los músculos se [tensionan

La magia de los mundos en cuadros blancos vacíos

Del irónico servidor que se retuerce de risa Y reúne en una sola planilla A la crema y nata de los atrasados

En memoria a mi amigo CC, que descanse... aunque sea un minuto en el día

sábado, julio 15, 2006

Liza escribe: el niño de las estrellas

- ...desde esa noche no he podido dormir, me la paso todo el día pensando si se marchará como llegó, qué pensara la gente, qué nos harán si lo descubren?

-Mujer ya déjame dormir, mira que a los que les puede interesar saber algo de él, ya lo saben y los demás, no se lo van a llevar para hacer experimentos, ésto no es una película.

- Y su...

- Ya te lo dije, le regalaremos eso convertido en vaca, ya nadie va a saber. Él la paseará todas las mañanas como a cualquier mascota, la alimentará y hablará de ella a sus amigos.

La mujer se calmó un momento, cerró los ojos y minutos después, se levantó violentamente de la cama.

-Y... si no se parece a nosotros?? - preguntó la mujer llorando -

-Déjame dormir, déjame dorm...

-R2D2, métete ya en el canasto que vamos a llegar tarde!!!- gritó la pequeña de ojos oscuros - déja de mirar las estrellas de una buena vez, que no te van a enviar obsequios.

-Déjalo - respondió enojada la niña de pelo dorado - ven más bien y te enseño los tres reyes magos, como van por su camino muy contentos.

El pequeño disminuyó aún más su tamaño hasta que pudo meterse en la cesta, cerró un momento los ojos, mientras las bicicletas iniciaban su viaje de regreso a casa. Iban más rápido de lo común, y el imaginaba volar cerca a la luna, como E.T. lo había hecho. Abrió suavemente los ojos viendo aún los tres reyes magos. Una vez más cerró los ojos para reacomodar a su gusto a las estrellitas formando casi un triángulo y con un dedo los dibujó en el cielo agregando una más, pero la bicicleta se tropezó y el pequeño salió a volar por el aire cayendo violentamente al suelo y derramando el valioso líquido rojo a la madre tierra, todo, menos una gota que subió cambiando de color a medida que se alejaba, agregándose a las otras estrellas. Subió su dulce mirada al cielo, de donde venía sin saberlo, y el universo por primera vez entendió que ese pequeño le soñaba para que pudiese existir.

El que lea, entienda: FC 24 R2D2.

viernes, junio 30, 2006

Se escribe: mejor sacarla que sentirla

Mi querido y eterno duende: Es complicado sentir, de eso estoy completamente segura. Debes perdonarme por hacer de la carta más personal y cursi, un post y en un blog no tan famoso, peco por doble lado, por no darte la importancia suficiente, y por imprudente; igual me conoces, creo. Pasé días infames, me corrijo, pasé meses infames llorando por lo que no debía, por lo que no debí… pero ya sabes cómo es el cuento. Lo bueno fue que pasé de necesitarte a extrañarte, y aunque duele y tengo un vacío muuy grande, mejoró la situación, lo habrás notado. Lo peor del cuento es que hay un duelo por todas las cosas, y el mío, o al menos, mi manera de sobrellevarlo y superarlo, no es enterrarlo como muchos lo hacen, el mío es el enojo; eso quita la tristeza. Para superar una pérdida, me enojo con lo que se fue, Cómo es posible que me deje! A mi! Si nunca la embarro y ya… Bueno, aunque ni la mitad sea verdad de todo lo que llego a pensar (sobre todo lo de embarrarla), me ayuda a sobrellevarlo, pero contigo fue diferente. Contigo lo único que hice fue recordar lo hermoso que marchó, la posibilidad casi imposible de que algo tan maravilloso me vuelva a pasar, las muchas cosas que sentí, y que es muy poco probable volverlo a sentir. Los días que pasé al lado del teléfono – la única vez que hice algo así -, lo mucho que me alegraba tu existencia y la mía. La mucha alegría que me daba el hacer lo que no debía, vencía el hombre sensible al racional, pero no importaba en ese momento, porque ese hombre sensible, la pasaba como en un cuento, como nunca pensó que iba a estar en el ya reconocido lapso fugaz y furtivo. Por todo eso, muchas gracias hasta por el dolor, por si no vuelvo a pasar por esas. Por lo reciente, por la decisión que ya habías tomado y retomaste, no puedo nada más que admitir que se me rompió el corazón una vez más, porque como la soñadora que soy esperaba que se repitiera o no terminara o más bien se mantuviera como estaba. Una aclaración más, me enamoré como pensé que no se podía, y me matan las noticias del metal-barrera tal vez por eso, y aunque sigo enamorada, aclaro que es enamoramiento crónico del recuerdo, y el recuerdo DUELE, ni idea por qué, si logro saberlo te lo explico; solo te lo cuento para aclarártelo porque algo tenías que ver. Que tengas buena vida, buen futuro, yo ya tuve un buen pasado gracias a ti y sé del buen futuro que me espera. Se te quiere tanto como se te aborrece, así que hay empate.

jueves, junio 22, 2006

Liza escribe: el chocotraficante

Érase una vez un joven muy elegante, no se ponía jeans aunque usara tenis. Era un hombre tan formal, que cargaba plumas de animales en extinción para escribir aún en los papeles más impíos. Religioso por días, caballero a condición. No sonreía mucho, aunque reía de vez en cuando; no hablaba mucho, pero su rostro mostraba más que las palabras, al igual que su contínuo movimiento de cabeza indicando desde la negación hasta la indignación por los comentarios triviales y sin sentido que solían hacer casi todos los que le rodeaban, por no admitir que todos. Había perdido el poder de asombrarse, por tanta pendejada humana... realmente habían personas para todo!!!. Escuchaba música no muy común, no tan sombría y muy explícita. Admiraba a quienes admiraban pocos. Pensaba y actuaba cuando debía, cuando tenía. Respondía y se protegía con una carcaza que ojalá fuese de esmeraldas y diamantes. Amaba las camionetas de las costosas, y todas estas cosas combinadas con su peinado siempre organizado y su vida muy puntual le llevaron a comprar un anillo de los que usan los hombres que tanto admira, al igual que él, en el dedo índice y con una piedra preciosa, como los ojos del país. Todo aquello, no se supo nunca si fue propio gusto o amor del pleno y llano, amor familiar del que ya se olvidó, no se sabe si es el primero y si va a ser el último... Aún hay temores, y él los tiene, porque quienes en el pasado han tenido amor por su familia, luego disfrutan de un beneficio verde, plateado y dorado, llegando otro amor, pasando ese amor de lugar de corazón... Hacía muchos años, y como en otros países no pasaba, se había prohibido el cacao en todas sus formas. Ni medicinalemente, ni a los chocoadictos por piedad, ni para los santafereños... Jet había quebrado, Melvin buscaba trabajo en fiestas infantiles. Él decidió, por razones ya expuestas, buscar quién le vendiera cacao a buen precio, quién le hiciera barras de chocolate, a mejor precio y quién empacara muy bonito. También buscó otros que las vendieran en tiendas clandestinas, y vendedores ambulantes que las escondieran debajo de los letreros de "Minuto a 400", o debajo de las demás chucherías. Sin buscarlo, encontró a su mano derecha, o izquierda, ya que era un manipulable y lambón hipoglicémico, que desde que se había prohíbido el chocolate, no hacía más que soñar con viajar a la tierra de Hansel y Gretel, así se lo comiera la bruja. El hombre le seguía de cerca, y se encargaba de probar que cada uno de los productos fuera de la mayor calidad, y gracias a su amplio conocimiento, daba el visto bueno u ordenaba amargar o endulzar más; aún cuando vivía pálido y mareado, era una buena compañía basada en la fidelidad del adicto. Una vez que logró introducir sus cargamentos internos, las regalías empezaron a bañarle en oro, en fresas con chocolate, en choquis y demás. En cada esquina un niño o un adulto - en especial los primeros - tenían el rededor de la boca de un color marrón, a veces con manchas de otros colores o trozos de maní o almendras, dependiendo de la modalidad que consumieran. El chocotraficante ya nunca andaba solo, detrás de su camioneta último modelo de ojos negros, le seguían otras no tan vistosas, y luego motos por montón. Aparecía a la cabeza de los más buscados reactivadores de economía, y contradictorios de los planes ya montados, era el principal enemigo de la ARGDPCC (Asociación rehabilitadora de gordos y diabéticos por causa cacao), quienes lo buscaban desesperadamente sin mucho éxito, ya que manejaban políticas de trabajadores egresados de la institución, a quiénes era muy fácil sobornar, y recaían con frecuencia. Solía personalmente asistir a colegios y escuelas, a parques y heladerías, a chiquitecas (a ellas asitía con guardaespalda) y jardínes, a McDonalds y otros, dándole a probar a la nueva generación las delicias de lo prohibido, y convenciéndoles de la importancia de compartir con los demás sus alegrías. Les compraba a sus trabajadores, elegantes triciclos en los que podían camuflar la mercancía. En muchos casos se intentaron cambiar Max Steels por al menos una barra. Las casas de empeño se llenaron de autos de Barbie y cocinitas Fisher Price. El chocotraficante repartía muestras gratis furtivamente a la salida de saltarínes y trenecitos de centros comerciales, en el tunel y cerca a los rodaderos. El sabía que vendrían por más. Pero la cosa no paraba ahí, a los adultos también se les repartió muestras gratis hasta en los museos, aunque en su caso no fue tan serio, algunos tenían más control, aún cuando otros pagaban con kilos de heroína un par de barras. Don chocotraficante nunca más tuvo tiempo, ni siquiera para pensar como tenerlo. Nunca pudo practicar Yoga, ni volver un paso atrás. Había logrado sus objetivos, pero los había olvidado. Se había alejado de lo que había logrado, y lo notó, y se entristeció. Para no hacer duelo, le invitó al cielo a llorar por él. La policía y los DRR (diabéticos realmente rehabilitados), dieron rienda suelta al albedrío mundano, decidieron, que definitivamente era mucho mejor que la gente escogiera y ya no gastarse tanto dinero con despliegues maravillosos, así que se legalizó de nuevo, a modo general, el uso del chocolate. El chocotraficante, se guardó en los bolsillos lo que pudo, y se afeitó el bigote para que no lo reconocieran, se quitó el anillo y se puso gafas, cambió la camioneta por un simple Ferrari y volvió a la salida de la ciudad de antes, con los patos y los libros de siempre. Con el sufrimiento y la preocupación futura, con los amigos que no conoció, y con la letras que hoy conoce. Con la nobleza que nunca muestra, y su gran corazón. Con su gran mente y sus ganas de ser, con sus posibilidades aún mayores. Como siempre, no come chocolate ni ocasionalmente, prefiere las galletas - de las que no tiene chocolate en ninguna de las formas, obviamente -, la lucha como nunca, pero está más tranquilo que siempre. (Y ese fue un final feliz).

miércoles, junio 21, 2006

Angela escribe: Sin título

Pasó otra vez. De nuevo mi corazón se rompió en pedazos. De nuevo por quien menos lo esperaba. De nuevo por causas desconocidas. De nuevo ese rencor insoportable. De nuevo a empezar de cero. De nuevo a seguir dando todo. Gracias infeliz

miércoles, junio 07, 2006

Angela escribe: Un adiós sin Dios

Te fuiste de mí en el momento exacto en que no podíamos estar mas cerca. Ahora no sé si tu partida es para siempre, pero prefiero pensarlo así. Estoy tan cansada. Evitarte me desencaja el carácter, me desestabiliza, me confunde, me enfurece, me seca la imaginación, me aburre.

Los dos sabemos bien que no debimos dar ese paseo sin retorno por el Eje Ambiental. Pero ya es tarde y aquí nadie ganó nada. La vida no nos dará una segunda oportunidad... no merecemos tanta suerte. Estamos malditos, creo.

No hay rencores (júralo), aquí no termina la historia. Si acaso me voy al cielo, saldré a visitarte para hablar de cómo nos fue y tomarnos las cervezas que, por miedo se quedaron esperando en tantos bares.

sábado, junio 03, 2006

Angela escribe: Noches de messenger vetiao

En momentos en que "una" necesita de una voz amiga...
*Fabian Andrés dice:
y que haces?
Angelita dice:
aquí en mi casita tratando de que el interné de alguna forma llene el vacío existencial que me invade
*Fabian Andrés dice:
mmm veo
Alguien tiene una pistola que me venda? ... baratica?
* El nombre del personaje no fue cambiado para someterlo al escarnio público por mostrarse tan compresivo

miércoles, mayo 31, 2006

Liza escribe: Democracia

Atendiendo los pedidos de muchos ardidos, como yo, por el cuento de las elecciones pasadas, me pongo a escribir unas letras arriesgando mi integridad personal a causa de la ideas locas que suelo tener casi todo el tiempo, la inconformidad que embriaga mis venas noche y día... Con lo que sea, eso me me mantiene viva. Un día antes de las elecciones todavía tenía la esperanza de que bicho de la responsabilidad le picara a la gente,y que si seguían apoyando a sus candidatos, sean quienes fueran, lo hicieran por una razón lógica y sentada. Que se dieran cuenta que la votaciones no son una vaina de tacharle la cara a un man, sino que tiene que ver con la vida de todo un país, con los niños que están aprendiendo lo que no deben-en el buen caso de que esten aprendiendo algo-, que tiene que ver con la comidita de ellos mismo pa'l otro día, con los manes que están tirados en el piso esperando que les caiga comida del cielo o que las costillitas de su hijo dejen de agitarse con tanta rapidez sin dejar de detenerse del todo. Hombre! sufrimos y no todos de igual forma no con la misma intensidad ni en la misma situación, pero estamos cobijados bajo un mismo manto de patria. Estoy indignada con el país por no haber leído, por no haber escuchado, por no haberse interesado. No me enojo por que hayan votado por x o y persona, me enojo porque NO SABEN POR QUIÉN VOTARON, porque no se fijaron qué pensaban o cómo iban a desarrollar lo que dicen que proyectan, cada cual puede pensar lo que se le antoje si sabe por qué se le antoja... en fin... mejor me callo y sigo de corderito, porque al paso que vamos va a ser menos arriesgado pintarle cachos a Fidel en un rincón cubano.

domingo, mayo 14, 2006

Liza escribe: Para todos ustedes, la madre... jejeje

Odio este cuento de las fechas comerciales, pero si hay que afrontar que nos obligan a recordar cosas, a enterarnos de cosas, y a veces hasta lo agradezco.
Me disculparán el sentimentalismo, la cursilería, pero voy a aprovechar el medio para expresar un par de cosas que no soy capaz de expresar verbalmente... Los que me conocen asentirán.
He visto muchas cosas en mi vida, pero lo que más me ha impresionado es ver a una mujer, que desde sus más tiernos años de juventud, esos años en los que uno está pensando en la rumba del sábado o en la salida trivia, andaba pensando en qué hacer para sostener en un mundo difícil a dos peladas; una medio traviesa, la otra medio autista. Fue capaz de trabajar de sol a sol, aguantar injusticias, apretones, insultos y mala vida, por hacerlas felices. Almorzó a las 10 de la mañana por muchos años, y llenó sus zapatos de barro por una causa que agradezco... porque yo soy la mitad de ella.
Hubo lágrimas muchas veces en sus ojos, pero la resolución firme y el corazón abierto hasta el desangre las ignoraban. En su alma se iban acumulando cargas como dinamita, que no explotaron sino que se convirtieron en flóres. Se esforzó, y fue valiente, cerró los ojos a lo malo y solo vio lo bueno, lloró por mi en un hospital cuando creyó que morí, decoró mi cuarto con besos de porcelana, adornó mi sueño con tortugas y caballos, me llevó a pasear en un escarabajo que aún vive en mi cabeza, me protegió de todo, me enseñó con paciencia y amor, me llevó de la mano por lo malo y me puso adelante en lo bueno... Y para colmo, todavía lo sigue haciendo.
Me hizo lo que soy, o la parte buena de mi se la debo a ella, mis ganas de progresar están en ella... y todo eso se lo agradezco, y como borracho melancólico, le pido perdón por mis conocidas y mundiales embarradas.
TE AMO MAMÁ

miércoles, mayo 10, 2006

Liza Escribe: Historias de bus

Después de un abrumador y monótono día de trabajo, el hombre se subió al mismo azul y desocupado bus, el de siempre. Se subió a tiempo para que no le cogiera el aguacero que desataba el largo y poco prudente invierno en su país de siempre, en su ciudad de a veces. Mirando por la ventana pensaba si mejor hubiera sido mojarse, sentir la lluvia cayendo en su impermeable cabeza lateralmente blanca - no por la aventuras sino por el tiempo -. Tal vez hubiera sido mejor mojarse, sentir la lluvia rodando por su rostro como el rocío celestial que es, sentir la ropa ajustándose a su cuerpo, sentir el frío del particular anochecer, sentir algo, en tanto tiempo falta le hacía. Ahora estaba como cada tarde, observando en el trancón la iglesia de la 11 mojarse, y su campana oxidada del olvido. Estaba ahí, mirando, sentado en la silla del bus azul junto a una ventana, como siempre, esperando que en menos de dos cuadras se subirían los 'pelados' de la universidad esa, y con sus cometarios triviales lo llevaran como en una nube de tonterías hasta su hogar y le hicieran olvidar las pendejadas de vivir. Quién se sentaría a su lado en esa ocasión? Pero esperen un segundo, el bus se detuvo inusualmente antes de llegar al territorio universitario, se ha subido una mujer pequeña y graciosa, despampanante solo para él, con un traje que parecía ser un conjunto elegante, pero al observarlo mejor se notaba que era uno muy común que buscaba tener el efecto que en esa ocasión tuvo en él. En un segundo se había descubierto, no era ejecutiva, ni de las bajas, no tenía la edad y aunque lo tratara de aparentar no tenía la presencia. Tal vez secretaria, tal vez solo de medio tiempo, de las que llegan a su casa a recordar que también están en una universidad. Era hermosa, la más hermosa -solo para él-, curiosa, delicada, sus movimientos eran leves y dulces, tiernos. Él la contemplaba sin disimular, pues a ella no parecía importarle, o al menos importunarle. De vez en cuando dejaba de ver la mujer para mirar por la ventana, con el dedo índice largo y algo reseco limpiaba la empañada noche de luces de comercio, las gotas caían en forma de gotas al suelo, y terminaban en un charco en forma de circulitos perfectos, concéntricos, perfectos. Ahora ella le lanza miradas más por lástima que por algo más, pero el no se fija porque tiene su vista concentrada en otro lugar. Pobre hombre, con su aspecto agobiado y su imposibilidad de quedarse quieto mientras el viaje transcurre... Pobre hombre, sin problemas, le agobia el no tener en qué pensar. Lentamente la mujer hizo una maniobra para arreglarse el pelo, pero fue tan lento, tan despacio que todo parecía truco de un cinematógrafo juguetón. Y a esa velocidad risible, se quitó la moña del pelo y se la puso en la muñeca derecha y con un ademán de experta en la materia, tomo el pelo a modo de tornillo y deslizó la moña hasta el principio de su pelo haciendo que las puntas se ondearan de lado a lado y uno de sus rizos le rozara la barbilla mal afeitada... y recordó, pensó en aquella mujer de su juventud, esa que se había llevado todo, que era tan bella como la que estaba a su lado, la que sí le rozaba con sus hermosas y níveas manos, la que acariciándole le hacía sentir que nada tenía sentido después de ella, y nada lo tuvo. Pero podría volver a tenerlo... solo si ella no fuera tan joven. ¡El muchacho de las pizzas!, ese mismo que estaba en la esquina de las fotos así lloviera o hiciera sol, ¡carajo!, ya se tenía que bajar.

domingo, abril 30, 2006

Liza escribe: Feliz cumpleaños ANGIE

feliz cumpleaños!!!! que te sigas arrepintiendo de muchos errores más, porque así aprendes y te dan más ganas de ser mejor - aunque si decides no embarrarla te va mejor -... que sigas envejeciendo hasta que llegues a pensar que "todo tiempo pasado fue mejor", que llegues al momento en el que no sepas manejar al menos 20 de los aparatos comúnes de la nueva generación y no te importe!, que tengas sobrinos que te inviten a rumbear - o que les de pena llevarte a rumbear -, que prefieras quedarte el fin de semana viendo peliculas de los años mozos en lugar de salir - igual estará haciendo mucho frio o mucho calor - . Que llegues al momento en que te parezca supremamente indecente, inapropiado, merecedor de la silla eléctrica la nueva moda de tus hijos. Que llegues al día en que salir a un centro comercial te eleve al máximo de adrenalina. Se le quiere parce, gracias por todo, y bacán seguirla compratiendo con sumerced - así esté mas cucha que yo - que le toque más tiempo lucharla, suerte. Su compañera de blog... PDT: para no quitarle protagonismo a la cumpleañera, se les ruega el favor a los visitantes del blog, vean el post debajito de este, que es el importante de hoy.

sábado, abril 29, 2006

Ángela escribe: 6/25 de siglo

00:01 de la madrugada. Técnicamente para esta hora mi edad se incrementó en uno.

Me concentro y pienso que estos años se han vivido bien... ¿Que si se pudieron vivir mejor, que si me arrepiento de algo y que si no me siento vieja me preguntas??... OBVIO !!

Escucho: De mis pasos - Julieta Venegas

martes, abril 25, 2006

Liza Escribe: Letras por goles

Uno de esos días habías salido a entrenar como todos los días de tiempo libre, llevabas los guayos de siempre; ya no tenían el mismo color, y algunas rayas estaban pintadas por el tiempo y el uso, pero le daban un atractivo peculiar. Te habías peinado con más esmero que gel, pero te devolviste a borrar con agua tu trabajo, para evitar las burlas de los del parque que atenderías ese sábado con olor de domingo. No dudaste en usar el mejor de los desodorantes, pero vacilaste al aplicarte colonia en el rostro, y de nuevo lo borraste con agua y algo del más económico de los jabones. Después de limpiar el balón con el trapo azul de la cocina empapado de agua y jabón en polvo disuelto, te pusiste crema en las manos y saliste tarde al partido que te esperaba hacía 15 minutos. En el camino pensabas que a tu amiga, esa, la vecina, le dedicarías uno de los goles, el primero; solo en caso de que no asistiera al partido, porque si asistía ya mejor lo utilizabas para dedicarle el gol a la niña con la que estudias, esa que te quita el sueño, pero a ella se lo quita otro, al que se lo quita otra... Llevabas en la maleta dos botellas de agua sacada directamente de la llave (porque Bogotá tiene el mejor acueducto...), estabas preparado para la sed, y para ahorrar el dinero e irte de farra con tus amigos, tal vez esa noche, tal vez otra. Te abuchearon por llegar tarde, y te sonrojaste un poco, pero sin prestar atención, te sacaste el pantalón y empezaste a estirar para calentar la mañana. Saltaste un poco y te concentrabas para no perder la idea de los goles que les meterías al equipo contrario, estarían de buenas ese día los que quedaran en tu equipo, tenías más energía que cualquiera... Menos mal no te habías puesto la colonia, te hubiera ido peor. Comenzaron el partido, y aunque no fue tu culpa, ni la de tu oponente, las dos piernas se cruzaron, estando en desventaja la tuya. El dolor te subia de las extremidades al rostro, tus ojos no soportaron la presión del rojo y brotaron lágrimas de tus ojos, y llegaron a bañar tus rodillas ya verdes por el pasto que te quería colorear. El dolor no te deja pensar y no entiendes para dónde van tus compañeros que corren de lado a lado, te suben a un auto que desconoces y el dolor te empaña los pensamientos. Luego de un agujazo en el brazo, y un respiro profundo, todo se vuelve más claro y te avisan que figuras de metal te compañarán por mucho tiempo y que ya no tendrás que preocuparte por peinarte o despeinarte, al menos en mucho tiempo. Te condenan a muchos días de cama y las visitas de caridad que tanto dices odiar y tanto te gustan. Siempre pensaste que la carcel sería buen lugar para empezar a leer, ahora recibes cartas, las rescribes y las respondes. Ahora lees libros y sacas otros, o al menos en fragmentos. Lees, lees, lees, y eso que leíste se lo vas a dedicar a tu compañera en casi todos los trabajos, a menos de que te visite ese día, porque si te visita, mejor se lo dedicas a la niña que te quita el sueño... ahora te llama mucho y no te deja dormir...

viernes, marzo 31, 2006

Angela escribe: No vuelvo a fumar esa porquería

Si las llaves aparecieron en la mesita junto al teléfono, habrá que asegurarse que no estén sobre la cama. Porque si aún teniéndolas en nuestras manos, estuvieran en otro sitio de la casa, descubriríamos una anomalía tremenda que cambiaría el curso de nuestra historia. Y aquí no tiene discusión la posibilidad de dos o mas juegos de llaves iguales, que es por de mas descabellada. No es una estupidez. En verdad se debe tomar el tiempo necesario para confirmar lo que por simple flojera asumimos como una certeza.
Por si las dudas, de ahora en adelante, me pondré en la labor de descartar cada suceso que pudiera desmentir un evento que en el pasado, por mi apego al mundo, diera por hecho con cualquier prueba, acaso aparente, de veracidad. De aquí en adelante, si está muerto debo asegurarme de que no esté vivo. Si me saqué un uno en el examen será mi obligación agotar hasta el último recurso en la búsqueda del examen con la calificación perfecta. Buscaré demostrar que, posiblemente existe alguna suerte amor paralelo a tanto odio.
Lo siguiente es para compensar las imágenes tan tristes que se han publicado últimanente con algo muy pero muy bello

miércoles, marzo 29, 2006

Liza Escribe: Ahora te entiendo Silva; parte III

...Con todo este cuento de amores gané y perdí. Me di cuenta de que a las mujeres nos gusta que nos hablen, aún cuando no creamos, y así muchas de mi mismo género me vieron interesante. La experiencia me sirvió para darme cuenta de lo que no quería… Obvié la curiosidad, no creo me haya hecho falta, igual hay gustos de gustos, y eso lo pongo como testimonio; como decían en un comercial “en la variedad está el placer”… Y así es el mundo, una combinación de placeres, o variedades, que en este momento los axiomas, creo yo, me darían la razón. Experiencias no faltaron, pero siempre resultaron vanas al lado de mis letras felices. Nunca lo dije, y muchas veces lo disimulé, necesitaba un poco de mundo para no parecer demasiado aislada de las conversaciones de la media hora de las onces. Ya estaba enamorada de algo no palpable, de letras, de palabras, de frases… Solo necesitaría encontrar una excusa, un espejo de mis amantes, algo con qué materializarlos… Y fue así como me enamoré de quién sabe qué cosas menos de lo terrenal. Me enamoré de lo extraño, obvié en la mayoría de las veces el físico que tanto estorba y tanto atrae. Empecé a tener aventuras con el aire que me olía a flores conocidas, a esperar un casino para jugarme la vida con los franceses, a internarme en Zipaquirá a ver que tan bueno salía de allá, y a tomarle fotos a un Príncipe de Asturias que vive a las afueras de Bogotá. Por ahí también me dieron ganas de leer en Latín y en abadías, de razonar en griego, de hacer esculturas, de ver momias… de vivir comiendo cheese cake o escuchando poesía improvisada… Tomé la decisión de enamorarme del amor, esperando que algún día alguna otra cosa tome forma física para pasar el tiempo, mientras espero que el sentimiento del que he estado hablando y que tal vez desaproveché la primera vez y las siguientes fueron borradas con licor, tatuajes e historias de mujeres fáciles exista y no sea una excusa para no aburrirnos tanto en el mundo aburrido y cruel… Ahora te entiendo Facundo, a mi no me gusta tanto que me digan Johanna, y tampoco quedarme tanto tiempo con algo que ya gasté en el papel, pero a veces, sabrás tu, se necesita, o terminas con la barba larga y en una cama, “cuadradito para la foto espacial”. A tu salud, a tu vida, y a tu muerte, de las que tanto me acuerdo, aún cuando no tendría por qué…

martes, marzo 28, 2006

Liza Escribe: Ahora te entiendo Silva; parte II

...El tiempo pasó, y había sido el primer romance que había pasado por mi vida. El recuerdo no era suficiente para compartirlo en las eternas horas de charla en el baño de las niñas, ya se me estaba olvidando, y cada vez que lo repetía cambiaba la cosa, se ponía más o menos intenso de cómo realmente había pasado, según hubiera despertado ese día… En una creo que hasta me casé, y en otras como que ni siquiera le presté atención, y el paisaje de tierra caliente se hacía más interesante. Me aburrí de seguir esperando que algo así me volviera ocurrir, y al perder mucho tiempo esperando tener la valentía de llamarlo y preguntarle cómo estaba y que si todavía se acordaba de aquella situación engorrosa que aún había quedado sin terminar. Quería ser una mujer de armas tomar que se dejara de comer las uñas, costumbre que derriba fronteras, y se decidiera a poner en una bolsa negra a las muñecas, y destinarlas al cuarto de San Alejo; aún cuando la situación misma me daba pie para pensar qué tan Santo era Alejo, y qué tan lindo sería entablar una relación con él. A ver si las maripositas de Mauricio Babilonia se me volvían a meter por la oreja hasta el estomago… Aún cuando me aterraba que la mariposas no fueran amarillas, sería demasiado complicado tener mariposas de otro color por dentro... El resto no revolotean tanto, y hasta mala suerte deben traer; decía mi prima que la mariposas tenían karate, aunque creo que las amarillas no, tengo que preguntarle la próxima vez que se conecte desde su msn.es. En fin, me decidí a conocer gente del otro sexo, que resultaron ser tan o más aburridos que los de mi época… con anillos raros en los dedos, y actitud de desvestir a una mujer con sus ojos, aún cuando ni siquiera saben por qué lo hacen. Resultaron ser excelentes conversadores de basura, tanto hablaban que me daban ganas de reciclar para que doña Juana ya no estuviera tan cochina; quién sabe, de pronto hasta hubiéramos podido escribir poesía reacomodando las palabras. Después del robo de mi algodón de azúcar por uno de ese estúpidos triviales (hablo en el sentido literal, en serio me robaron un algodón de azúcar), me decidí a no buscar, igual es más factible encontrar que buscar, así que falté a la cita diaria de las conversaciones el baño, a los test donde se preguntaba de mil maneras si se es o no virgen, y a los catorce años para mi, era una respuesta obvia, así debían ser las cosas, y aún lo pienso por más zanahoria que parezca. Volví a la casa de mi siempre paciente amante, a quién descuidaba de vez en cuando por estar haciendo cualquier otra cosa, pero nunca olvidaba. La única diferencia es que le cambié el ánimo, ya no quería encontrar entre sus brazos, largas hojas de tragedia y términos técnicos que tenía que buscar en el diccionario, ya no quería sentirme obligada a recordar una fecha para que la siguiente tenga sentido, ya no más historias de niños valientes, de ancianos con un pie en la muerte, ahora iba a pedirle a mi amante que se codeara con los grandes, que fuera los grandes para hacerme feliz; no podía ser solo uno de los amante, tenía que ser todos al tiempo, ni uno más ni uno menos. Debía ser cambiante, exitoso, tierno, brusco, extraño, intelectual, ortográfico, biográfico, ficcionario (me acabo de inventar la palabra, y me gustó, así que no la voy a cambiar por más que venga la Real Academia y me digan lo que yo ya sé), trágico, feliz, gracioso; todo lo anterior y más, pero no al tiempo, sino por partes y en combinaciones raras, como se le antojara, pero que fuera como a mi se me antojara. Unos días moría en Shakespeare, otros mentía con García, otros no entendía Faulkner, otros suspiraba con Neruda, otro odiaba Vargas, pero siempre me enamoraba. Era el amor Platónico perfecto. No me hubiera avergonzado salir de la mano con ellos, es más, lo hacía muy a menudo... Todavía continúa... jeje... sigan votando!!!

lunes, marzo 27, 2006

Liza escribe: El blog-reality

Bueno, lo que ven después de esto es un relatico chiquito que escribí hace un tiempo, y lo publico en parte para darle gusto a Ángela que me dijo alguna vez que publicara lo que ya tenía; además, obviamente de darle motivos para que me la siga montando, eso la hace feliz. Cómo lo habrán podido notar es nada más una de las partes del relato. Si les gustó la narración, el cuentico y quieren el resto, póngan comentario diciendo SÍ a la segunda parte... además que ni siquiera se han enterado de por qué le puse el nombre que le puse. Si no ponen comentarios... ni para qué sigo... Se tiende a poner más cursi igual... jeje

Liza Escribe: Ahora te entiendo Silva; parte I

Recogiendo recuerdos del desordenado y olvidado jardín de mi memoria, mientras hoy sábado, recojo del piso la ropa de toda la semana, que casualmente mi madre me pide que la recoja hace una semana, pienso y analizo todos y cada una de esas escenas que alguna vez viví, o vi en la tele y no logro distinguir. El primero de lo recuerdos viene de una época donde la curiosidad y la experiencia se enfrentan cara a cara. ¿Qué es peor? Ceder a la tentación y decidir si en realidad me hubiera perdido de algo, o en el mejor de los casos, decidir que eso no es lo mío y dedicarme a jugar solitario en el computador, o a ganar plata con uno de los avisos de Internet de “gane dinero en su casa mientras ve su e-mail”, y a mí ¡sí que me gusta mirar el mail! En fin, el recuerdo es de la época en que miraba a las muñecas con recelo, porque mis amigas ya no las frecuentaban, y yo seguía queriendo ser su mamá, y no dejarlas de adorno… Me sentía una madre cruel. Tal vez en esa ocasión debí haber caído en la tentación de probar mi madurez tierna pero segura, y saber si podía controlar mi vida estudiantil, familiar y encima cargar con el ser parte de un ente ajeno a mí (y viceversa, supuestamente). Bueno, consideré que lo mejor sería no ceder la tentación… Ricky Martin decía que le gustaban las mujeres difíciles, ahora pienso que le gustan las mujeres que no le piden nada en el sentido filial… En fin, después de un fin de semana como ningún otro, con el que me codeé con gente que me llevaba 5 o más años, entre ellos él, me sentí más grande y más segura de mi decisión, si, efectivamente le iba a dar larga al sentimiento hormonal que me llenaba la cabeza, me hacía sudar las manos (como creo que nunca más me volverán a sudar), me hacía tartamudear como si algo horrible estuviera por suceder, y me ponía la piel de gallina, igualito que como me temblaba en Tunja mientras tomaba agua de panela de dudosa procedencia. Si, es curioso, era como un frío que me hacía sudar las manos… qué asco! Por qué ese tipo de situaciones que casi todo el mundo describe como una experiencia maravillosa, puede convertirse en una situación asquerosa? Al fin y al cabo, aquel día que veía Titanic como por enésima vez, y timbró el teléfono, pasé emocionada con las palabras contrarias al sentimiento y le dije a aquel muchacho de mirada tierna, mente abierta, buen amigo y ojos verdes, que no gracias, que apenas tenía 12 años y que así no funcionaban las cosas para mi, el tiempo definiría la verdad. Me despedí de él, y el sentimiento se hizo más fuerte, después de haber rechazado tal vez amor, o estrene de lo que llaman adolescencia (como si uno no estuviera en esa misma posición toda la vida)… Esperé una segunda llamada, verlo otra vez, oírlo repetir las mismas palabras de la vez que interrumpió la película, verlo como cuando lo vi aquel día en su casa, junto a la chimenea y con los nervios como bandera de verdad, sentirlo como aquel día del calambre (muy oportuno, déjenme decir) en el fin de semana maravilloso. Más no fue así, había perdido la primera, y tal vez única, oportunidad de saber si el amor como tal, existe… Continuará....

jueves, marzo 23, 2006

Liza escribe: Una buena razón

Hoy vi a uno de los hombres "habitantes de la calle" con un objeto irreconocible en una de sus orejas, sosteníendolo con la mano, caminando de un lado para otro, su cara mostraba preocupación y no paraba de hablar en un léxico que tal vez solo él se entendía. Legué en serio a pensar que tenía un celular . No se me hizo jocoso, en medio de su interpretación - no creo que sea locura - nos mostraba lo estúpidos que nos vemos los seres humanos que ponemos nuestras energías en cosas furtivas y pasajeras. Y nada, pensé en algo que me llevó a un estado mejor, que me hizo reencontrame con una de las grandes razones que me hacen estar sobre la tierra y que esto sea llevadero con sus ires y venires. Todo vale la pena cuando ves a una pequeña de 7 meses, sonreir y emocionarse cuando te ve, todo vale la pena cuando te extiende sus brazos... Gracias Vale.

sábado, marzo 18, 2006

Angela escribe: que sea un motivo

la verdad no tengo nada que decir debido a que me voy echando todo y ando llena de trabajo. Deduzco que mi compañera de blog anda en las mismas. Sólo quería que dejara de aparecer la foto del post anterior (si, el que me hizo ver como una fan enamorada) cada vez que abro el blog para ver los comentarios.

lunes, marzo 13, 2006

Angela escribe: Todo al trece y al millón

En un día como hoy de 1963 nació el personaje de la foto. Una de las personas que mas ha influido en mi vida.

Mucho se ha dicho de él. Que su carrera musical terminó en el 90, que su último trabajo de estudio parecía mas un culebrón venezolano que un disco con sello independiente, que las giras que hace cada año por toda Latinoamérica no le alcanzan para pagar las deudas que tiene, que cada día suena mas pop, en fin: que es un ídolo en decadencia.

Mucho de eso puede ser cierto, pero la fascinación que me produjo escuchar su música hace diez años en un programa de aeróbicos peruano, sobrepasa eso y más.

Mas allá de los comentarios de la crítica, para mi es un músico maravilloso, como lo son pocos y como deberían ser muchos..

Él me enseñó que lo que perdemos lo volvemos a amar o que lo que amamos lo volvemos a perder o que quizás, con un poco de suerte, nos ocurren las dos cosas.

Con él vinieron mi gusto por el tango, la música del Brasil, mi preferencias literarias (Ciorán, Roberto Arlt y Charles Buckovski...) Él me develó la música de Astor Piazolla, Jobim, Caetano Veloso, Chick Corea, Pedro Aznar, al mismísimo Spinetta, y muchos otros.

Admiro su brillantez, su voz de lamento, adoro los bucles que se sacuden en su cabeza cuando busca acordes imposibles en el piano. La sencillez y la grandeza con que se pone frente al público para ofrecer lo mejor que tiene para dar, sus letras llenas de poesía, de belleza. Él logra mezclar el dolor, la tristeza, la frustración, la rabia, el amor, la ternura y otras cosas que trae consigo el peligro de estar vivo, dejándome al final una sensación inalienable de tranquilidad. Me asombran sus melodías, sus estructuras armónicas, la sonoridad que logra y que conmueve hasta la médula, su capacidad para pasar como si nada de un rock acelerado a una tonada beatlesca que provoque suspiros.

En resumen, él es como de mi familia, y así mismo se le quiere, se le respeta y se le desea un muy feliz cumpleaños.

sábado, marzo 11, 2006

Angela escribe: el por qué de esta vaina

moda, pose, desocupe, falta de amigos... yo digo que si tienes algo que decir y existe el espacio para hacerlo, sería un crimen dejarlo perder en esa desgastadaúltimahojadelcuaderno junto al teléfono de alguien o la fecha que no se puede olvidar

Aquí lo ilustran mejor

Datos adjuntos

Es muy curioso como en estas fechas, todas las personas que me rodean resultan ser expertos en política, saber de procesos vigentes, compra de votos, manipulación de encuestas, el grado de honorabilidad de un candidato... el círculo del chisme que le da tranquilidad a unos cuarenta y tantos millones de cristianos
por lo pronto puedo decir: "URIBE, ANTANAS TU PAPÄ!!!"

martes, febrero 28, 2006

Angela dice: les choses de la vie

Alguien escribió esto el 18 de Septiembre del año pasado:

“Ahora soy el recuerdo de algo que no se sabe si ocurrió, me muevo entre una oscura niebla que no me deja ver un metro mas allá de donde estoy.

A tientas voy buscando pruebas de que en algún momento fui feliz. Y no miento, aparecen en mi mente flashbacks absurdos que me hacen dudar de esa búsqueda, pero en mí quedan rastros de un amor que debió nacer por alguna razón. Y por ese amor que no murió ni siquiera cuando se rompió el corazón que lo contenía, juro que encontraré esas pistas que no puedo ver pero que andan tiradas por ahí y haré mi reconstrucción de los hechos. Escribiré la receta y la guardaré con recelo. Instalaré cámaras de seguridad por todas partes (por si la memoria falla), enviaré una nave espacial con toda esa información para que vuelva en unos 5622 millones de años (justo para cuando esté en una edad digamos, mas o menos madura) y me lo recuerde, si acaso fui tan irresponsable y lo olvidé. Y cada vez que sea absolutamente necesario aplicaré ese método que instituí cuando lo tuve a mi lado, por que no puedo imaginar otra forma de amar mas apropiada que esa."

Y justo ayer, esa misma persona no podía dejar de escuchar I feel much better de Charly García, sintiendo como cada nota que recorría su cuerpo expresaba a la perfección lo que sentía en ese momento.

Si eso no es superar la tusa entonces no sé que demonios es.

jueves, febrero 02, 2006

Liza escribe: Historias de un día sin carro I

Érase una vez una mujer muy bien vestida, con sus jeans de ***, marca conocida por los habitantes de la tierra maravillosa de trancones y lluvias, con sus tenis de última generación para no cansarse, pues ese fatídico día tendría que abordar el temible y desagradable SERVICIO PÚBLICO. Con una pequeña criatura pegada a su cuerpo- a semejanza de las antiguas indígenas que se cargaban el chino a la espalda para ir a terminar con las labores, obvio que ella la llevaba era en la parte delantera -. Se dirigía a terrenos bárbaros, ya con el previo conocimiento de que en cualquier momento el recién y bien peinado pelo de su pequeñita criatura, podría ser despeinada por la infección centruna (jeje, me gusta inventar palabras). Procuro no vestir a su criatura demasiado elegante para no llamar la atención, y con la intención de burlar a los demás, y pasar desapercibida en el TP (transporte público, no lo nombro más, porque tiene el mismo efecto de beattlejuice) se puso un saco ancho, que no permitía que se le viera la reata que tanto había luchado por conseguir para lucir, y ahora solo hacía efectos prácticos. Salió de su casa entre felices cajas llenas de ropa y ansiosas por partir. La meta principal, la misión era la de conseguir aquellos accesorios criaturezcos, necesarios en todo el país, excepto en ciertos lugares costeros, donde la vergüenza ya no existe. La llegada al lugar no fue gran cosa, había logrado uno por uno los puntos de la lista que le permitirían cumplir la primera parte de la misión. Se había subido en la bestia verde (es difícil ser una bestia verde, ya verán), se había sentado en una silla de bestia verde – amarillo por la condición criaturezca (de lo contrario y con suerte le hubiera tocado sentarse en una silla de otro primario), y miró por la ventana con algo de nerviosismo cuidando de vez en cuando a su colega, el canguro situado bajo la criatura, pues ese tenía una de las cosas principales para el cumplimiento de la misión. Una vez salió de la bestia verde, se subió en el monstruo primario, y se volvió a sentar en una silla igual. Se sentía algo insegura porque no iba sentada en el cafecito de cuero gris, pero se iba haciendo a la idea mientras acariciaba a la criatura, que emocionada movía sus extremidades inferiores al compás de los vaivenes del monstruo. Una vez se bajó del monstruo, miró a lado y lado para cruzar los valles de cemento, los de rayitas por la mitad, corrió un poco por el sonido de uno parecido al cafecito. Caminó diligente y directamente a la tienda de accesorios, ya con la criatura algo molesta, y unos ruidos internos producto de una necesidad natural igual a la de la criatura, solo que más grande. El sol hacía sus estragos en medio de los habitantes centrunos, y en las dos invitadas también. Había logrado más d e la mitad de la meta, y la sonrisa le brotaba naturalmente, además de que las lágrimas de felicidad le querían atravesar el rostro y le costo bastante disimular las muestras de gozo. Se subió y bajó de el monstruo primario sin mayor novedad, y hasta logró, entre una multitud grande sentarse en una de las sillas ya mencionadas en la bestia. Su viaje había sido casi satisfactorio, excepto por el calor que ya le llegaba a la cabeza a la criatura, y las ya mencionadas necesidades mutuas. Estaba próxima a llegar a su destino final, hasta que el cerebro de la bestia decidió no introducir más en su interior. Los ciudadanos molestos y aburridos del tedio de todos los días, quisieron hacer algo interesante, como mandar criaturas un poco más grandes de la ya mencionada a hacer frente ante la bestia. La mujer intentaba guardar un poco la cordura, pero sus intentos eran vanos con los gritos de la claustrofóbica criatura. Un hombre gritaba afuera ¡justicia!, y otro a dentro le pedía sensatez, el de afuera se salió de sus cabales y con palabras soeces y puntapiés dirigidos a la bestia, quería tumbarla junto con otros seguidores de “la secta del día sin carro”. ¡Prudencia, imbécil!, gritó desesperada la mujer, y el hombre se empeñó más en recordar y repetir todas aquellas palabras soeces que su entorno le habían enseñado en sus días de vida –que habían sido largos y complicados-. La mujer sin poder soportar más, y no sabiendo tanto del léxico utilizado, se salió de su posición, se le olvidó lo aprendido en años, los modales, y la mente abierta y asustada de la criatura, e inventó palabras toscas que gritaba afuera. Calma, le pedían los otros vivientes dentro de la bestia, y la criatura sorprendida, solo observaba. Cuando la inspiración paró, la mujer gritó al hombre de afuera “tenés cara de ratero”, y los seguidores suyos dentro de la bestia gritaban a unísono “¡ratero, ratero!”. Una vez la policía llegó a ayudar a la bestia, la mujer llegó a su destino, se peinó, acarició a la criatura, se cargó a hombros la bolsa negra que contenía 120 de los accesorios por los que había ido al lugar centruno, y afirmó, cuán bárbaros eran los humanos en situaciones de alta adrenalina. Ya mañana se pondrá otro de sus jeans ***, pero esta vez con la camisa **** y mostrará la reata que quería mostrar el día anterior, y saldrá a dar un tranquilo y común paseo con la criatura montada en el caballo amarillo y verde. FIN

miércoles, febrero 01, 2006

Ángela escribe:Una entrevista virtual o como hacer que la gente se enfurezca

ENTREVISTA VIRTUAL CON L.J. ARIZA

Periodista: Bastante esquiva a los medios resulto ser usted. Le agradecemos que haya decidido concedernos esta entrevista.

L.J. Ariza. Nonononono!! Las gracias son para ustedes por tenerme en cuenta y, contrario a muchas otras publicaciones que prefiero no nombrar, querer hacerme una entrevista sin ese tipo exigencias que en estos tiempos les hacen a esas pobres muchachitas que sólo buscan un algo de popularidad dentro del jet-set. Ya sabe usted, los tiempos están muy duros y las personas hacen cualquier cosa por llamar la atención: algunos juran por sus madrecitas haber tenido un encuentro del tercer tipo, otros participan en un reality, otros aseguran otros cuatro años de mandato y otros, y esos si merecen todo mi pesar: abren un blog en Internet,

Periodista: Bueno, entremos en materia. Cuéntenos ¿Cuál es su color favorito? ¿Cuál fue el primer libro que leyó y el primer cd que compró?

L.J.Ariza: ¿Pero qué tipo de preguntas son esas?? Todos los que me leen saben que mi color favorito es el color esperanza!!! Yo pensé que esta era una publicación seria y que me iban a preguntar acerca del éxito de mi trabajo!!. Pregúntenme cosas que en realidad les sirva de guía a todos estos jóvenes que andan por ahí perdidos, sin saber en qué creer. Pregúnteme cosas como: ¿cuál fue el primer lib... mmmrrrj ¿Que cual era mi color favorito y que mas?

Periodista: ¿Que cuál fue el primer libro que leyó y el primer cd que compró?

L.J.Ariza: Bien, el primer libro que a mis tiernos 5 años cayó en mis manos -y espero no sonar a reina de belleza - fue “El libro gordo de precálculo de Petete”. Debo decir que después de leerlo, ante mi se abrió todo un mundo de... como decirlo... es como si usted entrara al capitolio nacional con oscuras intenciones y en la requisa le preguntaran si lleva algo de metal, y es ahí donde usted se halla en esa disyuntiva que sin duda alguna consiste en aquello que al final es la vida misma... ¿me entiende?.

Periodista: Correcto, ahora... ¿el primer CD, que me imagino es de su artista favorito?

L.J.Ariza: mi primer cd fue una recopilación de éxitos de Ana y Jaime... se acuerda? Esos que cantaban : “... café y petróleo, cumbia del mar...”. Y se equivoca, no son mi grupo preferido. En realidad sólo me gustó esa época del grupo, mas adelante cuando consiguieron fama y su estilo se volvió mucho más progresivo, los discos que vinieron me parecieron detestables y adelantados a la época, y no volví a escucharlos. Y si lo quiere saber, el artista que tiene toda mi admiración es ese gran poeta que nos regaló Guatemala: Ricardo Arjona.

Periodista: Bueno, le agradecemos que nos haya recibido y haya sido tan generosa con nosotros, pero el tiempo es muy corto y...

L.J.Ariza: COMO QUE EL TIEMPO ES MUY CORTO??!! ESTO NO ERA PARA UNA REVISTA?? DONDE ESTAN LAS CÁMARAS??!! ES QUE MI PLATA NO VALE???

Periodista: Cálmese por favor, podemos negociar y publicar algunos apartes de su novela junto con la entrevista, para que los lectores se animen a comprarla.

L.J. Ariza Esta bien, siendo así, si. ¿Cómo me dijo que se llamaba la revista... Diners?

Periodista: No. Dini, del grupo Diners.

Agradecimientos

A Yamid Amat, por enseñarme esta manera tan seria y eficaz de hacer periodismo.

A L.J. Sin ese invaluable material que me das en el transcurso de los días, esto no hubiese sido posible.

Al creador del dicho: “tirar la piedra y esconder la mano”, por tanta sabiduría con tan poco presupuesto.

Espere mas entrevistas virtuales con otros personajes notables!!

domingo, enero 29, 2006

Angela escribe: hoy hace cuatro años

Hoy la celebración es con 0% de alcohol y 100% de hidrato de carbono y decoración rosa.

Brindo por cada uno de tus anhelos y sueños. Aquellos que aún no toman forma, pero que están ahí, a la espera de cumplirse a cabalidad.

Sobrinita, te quiero tanto que no sé si podría quererte mas. Gracias por estos pocos años de existencia. Gracias por regalarme tu inmensa dulzura y por mostrarme que en tus ojos esta todo lo que se necesita para ser feliz.

sábado, enero 28, 2006

Liza escribe: hoja por hoja de generaciones

El abuelo, ya desde hacía tiempos remotos, andaba en la onda de sentarse todas las tardes en su mecedora a leer el periódico hoja por hoja, aún sin importar si no le interesaba 'x' o 'y' cosa, ya era costumbre y se obligaba a sí mismo a leer todo, aún sin interés. Desde mucho menos que tiempos remotos, el nieto se había dedicado a ver cómo su abuelo leía el periódico, hoja por hoja, aún cuando no le interesaban muchos de los artículos; lo veía leer sin convicción y haciendo la misma cara que hacía el nieto al tomarse la sopa verde de espinacas y zanahoria, engullía los últimos pedacitos del papel que al final del día le cambiaba el color de los dedos. -Oiga abuelo. -Diga mijo- responde el abuelo algo enojado por la interrupción -. -¿Por qué lee el periódico completo, hoja por hoja, aun cuando no le gusta lo que lee? -¡No sea bruto chino!, ¡no parece familia mía!. pues para aprender más. -Pero abuelo... Con algo de impaciencia, el abuelo dobla el periódico del que ya quería retomar la lectura. -Diga chino. -¿Y cuando uno aprende lo que no le gusta, si aprehende? El abuelo se encuentra en la disyuntiva de ver "qué es más elevado para el espíritu", decir al verdad y encontrarse ante el lío de buscarla y cambiar la rutina impuesta desde los años de jubilación, o guardar el orgullo y la superioridad delante de un mocoso. -No pregunte pendejadas. - Osea que no - murmura el pequeño - - ¿Qué fue lo que masculló por allá? - Que si me presta una hojita para leer. El abuelo, para evitarse otra de la discusiones con el niño, decide tomar con delicadeza la primera hoja y separarla de las demás para entregársela. Cambiaba años de costumbre, de no prestar partes del periódico sin antes haberlo leído hoja por hoja, aún las que no le interesaban, hasta terminar el periódico. El niño se acuesta en el sucio suelo, y empieza a leer los titulares, sin sentir mucho interés por ninguno. Ve a su abuelo sentado en la mecedora y trata de poner la misma cara de tortura mientras lee lo que no le interesa - que es casi todo - pasa por cultura, educación, horóscopo, guerras, religión, pobres, economía, caricaturas y hasta todas y cada una de las ofertas de los clasificados, pensando en qué haría las mujeres que aseguraban estar calientes... -Pobres mujeres, deberían ir a un médico, con esa fiebre nadie las va a contratar, qué tal sea una enfermedad contagiosa o algo así-. El pequeño termina el periódico, sin sentir que sabe un poco más del mundo, a decir verdad, la mitad del tiempo estuvo pensando en qué estarían dando en la tele en ese momento. Su abuelo aún no termina de leer, y ya a la luz de una vela, y dentro de la casa, en su mecedora, se siente humillado por la rapidez del pequeño. El niño espera a que su abuelo termine y se acuesta a dormir, con dudas, inquietudes y el sentimiento de haber desperdiciado un día detrivial televisión por leer pendejadas. Un nuevo día viene con su respectivo sol, y el abuelo comienza el día con el periódico que acaban de dejarle en el buzon de pato, y una a gua de panela recién preparada por la abuela. Comienza a leer hoja por hoja, aún las que no tiene ninguna importancia para él, aún la de inglés que no entiende, porque es importante terminar el periódico y no dejar de aprender nada, aún cuando uno quiera saltarse los pedazos... ¿O será que cuando uno lee sin interés no aprende? El nieto se levanta un poco más tarde que sus abuelos, bueno, mucho más tarde que sus abuelos. Cumple con la promesa del anterior año nuevo, de cepillarse los dientes y lavarse la cara antes de ir a desayunar desesperadamente, no sin antes abrazar a la abuela y oler el delicioso olor de chocolate con naranja y pan recién hecho. Voltea a ver a su abuelo en la mecedora leer el periódico, página por página, en orden, queriéndose saltar más pedazos, pero sin hacerlo... auqnue mientras lee mira de reojo a los vecinos que andan comprando cosas cada rato... Deben ser narcos. El nieto no se resigna a perder un día má s de juego, pero como por esos lado no conoce a nadie, decide dedicar sus 45 minutos de baño con agua tibia en la tina de lavar la ropa a pensar en qué hacer ese día, como última opción estaba la de pegarse al televisor todo el día, pero esa sería una medida desesperada; el día anterior la había pasado mal leyendo la realidad del mundo, la actualidad y la fursilerías que escribían una cantidad de babosos. A los dos lados de la mecedora de la mecedora del abuelo, hay ganchos metidos en la pared, y aún con cemento poco decorativo por los lados. El niño cuelga una hamaca, y le hace gestos al abuelo para que se corra un poco y ninguno de los dos salga incomodado. Con los guantes que su padre usaba en los días de ciclista, se mete entre el antigüo cuarto de la sobrina de una amiga de la abuela, que se quedó ahí un tiempo y cuando se fue se le olvidó volver por la biblioteca; busca algo y no sabe qué entre todos lo libros, hasta que encuentra uno, el de título menos ridículo, lo desempolva, y se lamenta por la mente empolvada de la antigua dueña de los tesoros de papel. Se asegura en las pastas que no vaya a tratar de algo de lo que trata el periódico de su abuelo, y una vez superadas todas las espectativas. Corre a la hamaca y se mece un rato, se levanta luego, busca entre las cosas de la sobrina de la amiga de la abuela, un separador de hojas que le ayude a su nuevo hobbie, y encuentra uno casi nuevo aunque viejo, con notas de amor; el niño se queda abrumado pensando en el empolvado corazón de la mujer que abandonó el separador, pero se olvida pronto y vuelve a la hamaca a balancearse otro rato, hasta que se decide a abrir el libro y empezar a leerlo, las hojas que no le importan o no le gustan las pasa sin piedad, en el orden que se le antoja, aunque aparentemente no tengan sentidso las palabras, y en un cuaderno de hojas amarillas, de su padre tal vez, escribe lo que le gustaría cambiar, y escribe la novela otra vez, si es necesario y cuando crezaca se va a dedicar a buscar a los escritores para ayudarles a cambiar los libros, y a recoger los ejemplares que no estén actualizados. -Ola miijo - le dice el abuelo-. -Pere, pere que termine esta página... Dígame -Mire que los vecinos se compraron otra vaina, o es pesada o es delicada porque la andan cargando como de a siete. -Es como un televisor, abue. -Pobre gente. -Quienes abue? -Ellos, mijo, ellos. -aaaa