miércoles, abril 11, 2007

Liza escribe: El diablo conduce bus: historias de bus III

-Vete caminando- Me dijo mi mamá. - Pero si son más de doscientas cuadras!!!- le respondí.

Luego de una mirada de aquellas ven las que el ceño fruncido dice más que mil palabras y causa ese tan conocido malestar, que despierta el alma con las trsites, manipuladoras y malintencionadas palabras que me advertían con voz entrecortada que en los buses pasaban cosas. Me negué a escuchar sus comentarios, el reloj corría y no disponía de todo el día para llegar a mi destino, así que a conciencia desobedecí y espero con emoción junto a los demás futuros pasajeros la llegada de aquel monstruo a cuatro ruedas. Ya conté el dinero que me dará a cambio la satisfacción de un viaje de aventuras.

Al fin llega el gran animal de metal, siendo piloteado con exactitud por el virtuoso y extraño conductor.Me subí con premura saltando por encima de las cabezas de mis compañeros de bus, vi con deleite los malabares de los últimos pasajeros corriendo tras de la puerta del bus, casi volando y acompañándose por la sonrisa infame del conductor algo enrojecido.

El pie del conductor - que por cierto parecía una pezuña - tocaba con violencia frecuentemente el freno, y me hacía ir de un lado a otro. En una ocasión me sacó de mi lugar haciéndome caer al piso y ver cómo mi puesto era arreatado por una mujer voluminosa que se abria paso entre la muchedumbre. Estando ahora de pie, en medio de aquel zoológico de gente, note como poco a poco, el animal de metal se llenaba, llegando más allá de su capacidad. El aire me ibva faltando y cada vez sentía más y más manos rozándome, acariciándome, golpéandome y una que otra en mi bolsillo, robándome; yo no respondí de ninguna forma, si se está en Roma, hay que comportarse como romano, así que hice de tripas corazón para que mi cara continuara con la expresión natural.

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-Háganle por la mitad, háganse pa' atras!- Gritaba desesperado el conductor panzón y de camisa semi abierta - La voz de mando del horrible hombre nos hizo saltar asustados y casi todos corrimos deseperados para atrás, buscando al menos un lugar pequeño dónde meter nuestra existencia. Tres valientes hombres - probablemente caballeros de la mesa redonada por su inocencia y valentía- mantivieron su posición al frente, en la linea de fuego, casi rozando la palanca de la bestia plateada. De nuevo el hombre gigantesco les dice: "que para atrás!". Uno d elos caballeros abrió su boca con suavidad y exclamó - "no hay más para atrás, qué no ve?!- El otro apoyando a su compañero gritó: "póngale segundo piso". El tercero valientemente exclamó: "A lo bien, sino devuélvanos lo del pasaje, no sea avaro, ya no meta más gente". Enrojeciéndose un poco más el conductor les respondió algo acerca de su progenitora - lenguaje alterado para protección de mentes inocentes y menores de edad- El conductor malhumorado terminó siendo más rojo que el rojo mismo, saltó, grito y no teniendo más opciones para descargar su ira, tomó un tenedor gigante y con rayos dorados que salían de éste, desapareció a los valientes caballeros; mientras todo esto ocurrío, dos erupciones aparecían en su cabeza y crecían pareciendo cachos de un ternero recien nacido.

Mi susto no tenía límites, tal vez me encontraba frente a frete con el mismo.... no, no podría ser él... Con desespero intenté salir de automóvil, pero la densa masa de gente no me lo permitía. Mil ideas pasaban por mi cabeza - debí hacerle caso a mi mamá, voy a morir en este bus - y de nuevo intentaba calmarme sin mucho éxito. De repente un ritmo extraño nos invadió, nos llenó de miedo y angustia, sonido de tambores, de acordiones... Mensajes con dedicatorias a compadres... eran LOS DIABLITOS, este hombre no tenía verguenza, se desenmascaraba frente a todos... EL DIABLO CONDUCE BUS!!!!!!!!

Para mi amigo y compañero de bus...