martes, febrero 28, 2006

Angela dice: les choses de la vie

Alguien escribió esto el 18 de Septiembre del año pasado:

“Ahora soy el recuerdo de algo que no se sabe si ocurrió, me muevo entre una oscura niebla que no me deja ver un metro mas allá de donde estoy.

A tientas voy buscando pruebas de que en algún momento fui feliz. Y no miento, aparecen en mi mente flashbacks absurdos que me hacen dudar de esa búsqueda, pero en mí quedan rastros de un amor que debió nacer por alguna razón. Y por ese amor que no murió ni siquiera cuando se rompió el corazón que lo contenía, juro que encontraré esas pistas que no puedo ver pero que andan tiradas por ahí y haré mi reconstrucción de los hechos. Escribiré la receta y la guardaré con recelo. Instalaré cámaras de seguridad por todas partes (por si la memoria falla), enviaré una nave espacial con toda esa información para que vuelva en unos 5622 millones de años (justo para cuando esté en una edad digamos, mas o menos madura) y me lo recuerde, si acaso fui tan irresponsable y lo olvidé. Y cada vez que sea absolutamente necesario aplicaré ese método que instituí cuando lo tuve a mi lado, por que no puedo imaginar otra forma de amar mas apropiada que esa."

Y justo ayer, esa misma persona no podía dejar de escuchar I feel much better de Charly García, sintiendo como cada nota que recorría su cuerpo expresaba a la perfección lo que sentía en ese momento.

Si eso no es superar la tusa entonces no sé que demonios es.

jueves, febrero 02, 2006

Liza escribe: Historias de un día sin carro I

Érase una vez una mujer muy bien vestida, con sus jeans de ***, marca conocida por los habitantes de la tierra maravillosa de trancones y lluvias, con sus tenis de última generación para no cansarse, pues ese fatídico día tendría que abordar el temible y desagradable SERVICIO PÚBLICO. Con una pequeña criatura pegada a su cuerpo- a semejanza de las antiguas indígenas que se cargaban el chino a la espalda para ir a terminar con las labores, obvio que ella la llevaba era en la parte delantera -. Se dirigía a terrenos bárbaros, ya con el previo conocimiento de que en cualquier momento el recién y bien peinado pelo de su pequeñita criatura, podría ser despeinada por la infección centruna (jeje, me gusta inventar palabras). Procuro no vestir a su criatura demasiado elegante para no llamar la atención, y con la intención de burlar a los demás, y pasar desapercibida en el TP (transporte público, no lo nombro más, porque tiene el mismo efecto de beattlejuice) se puso un saco ancho, que no permitía que se le viera la reata que tanto había luchado por conseguir para lucir, y ahora solo hacía efectos prácticos. Salió de su casa entre felices cajas llenas de ropa y ansiosas por partir. La meta principal, la misión era la de conseguir aquellos accesorios criaturezcos, necesarios en todo el país, excepto en ciertos lugares costeros, donde la vergüenza ya no existe. La llegada al lugar no fue gran cosa, había logrado uno por uno los puntos de la lista que le permitirían cumplir la primera parte de la misión. Se había subido en la bestia verde (es difícil ser una bestia verde, ya verán), se había sentado en una silla de bestia verde – amarillo por la condición criaturezca (de lo contrario y con suerte le hubiera tocado sentarse en una silla de otro primario), y miró por la ventana con algo de nerviosismo cuidando de vez en cuando a su colega, el canguro situado bajo la criatura, pues ese tenía una de las cosas principales para el cumplimiento de la misión. Una vez salió de la bestia verde, se subió en el monstruo primario, y se volvió a sentar en una silla igual. Se sentía algo insegura porque no iba sentada en el cafecito de cuero gris, pero se iba haciendo a la idea mientras acariciaba a la criatura, que emocionada movía sus extremidades inferiores al compás de los vaivenes del monstruo. Una vez se bajó del monstruo, miró a lado y lado para cruzar los valles de cemento, los de rayitas por la mitad, corrió un poco por el sonido de uno parecido al cafecito. Caminó diligente y directamente a la tienda de accesorios, ya con la criatura algo molesta, y unos ruidos internos producto de una necesidad natural igual a la de la criatura, solo que más grande. El sol hacía sus estragos en medio de los habitantes centrunos, y en las dos invitadas también. Había logrado más d e la mitad de la meta, y la sonrisa le brotaba naturalmente, además de que las lágrimas de felicidad le querían atravesar el rostro y le costo bastante disimular las muestras de gozo. Se subió y bajó de el monstruo primario sin mayor novedad, y hasta logró, entre una multitud grande sentarse en una de las sillas ya mencionadas en la bestia. Su viaje había sido casi satisfactorio, excepto por el calor que ya le llegaba a la cabeza a la criatura, y las ya mencionadas necesidades mutuas. Estaba próxima a llegar a su destino final, hasta que el cerebro de la bestia decidió no introducir más en su interior. Los ciudadanos molestos y aburridos del tedio de todos los días, quisieron hacer algo interesante, como mandar criaturas un poco más grandes de la ya mencionada a hacer frente ante la bestia. La mujer intentaba guardar un poco la cordura, pero sus intentos eran vanos con los gritos de la claustrofóbica criatura. Un hombre gritaba afuera ¡justicia!, y otro a dentro le pedía sensatez, el de afuera se salió de sus cabales y con palabras soeces y puntapiés dirigidos a la bestia, quería tumbarla junto con otros seguidores de “la secta del día sin carro”. ¡Prudencia, imbécil!, gritó desesperada la mujer, y el hombre se empeñó más en recordar y repetir todas aquellas palabras soeces que su entorno le habían enseñado en sus días de vida –que habían sido largos y complicados-. La mujer sin poder soportar más, y no sabiendo tanto del léxico utilizado, se salió de su posición, se le olvidó lo aprendido en años, los modales, y la mente abierta y asustada de la criatura, e inventó palabras toscas que gritaba afuera. Calma, le pedían los otros vivientes dentro de la bestia, y la criatura sorprendida, solo observaba. Cuando la inspiración paró, la mujer gritó al hombre de afuera “tenés cara de ratero”, y los seguidores suyos dentro de la bestia gritaban a unísono “¡ratero, ratero!”. Una vez la policía llegó a ayudar a la bestia, la mujer llegó a su destino, se peinó, acarició a la criatura, se cargó a hombros la bolsa negra que contenía 120 de los accesorios por los que había ido al lugar centruno, y afirmó, cuán bárbaros eran los humanos en situaciones de alta adrenalina. Ya mañana se pondrá otro de sus jeans ***, pero esta vez con la camisa **** y mostrará la reata que quería mostrar el día anterior, y saldrá a dar un tranquilo y común paseo con la criatura montada en el caballo amarillo y verde. FIN

miércoles, febrero 01, 2006

Ángela escribe:Una entrevista virtual o como hacer que la gente se enfurezca

ENTREVISTA VIRTUAL CON L.J. ARIZA

Periodista: Bastante esquiva a los medios resulto ser usted. Le agradecemos que haya decidido concedernos esta entrevista.

L.J. Ariza. Nonononono!! Las gracias son para ustedes por tenerme en cuenta y, contrario a muchas otras publicaciones que prefiero no nombrar, querer hacerme una entrevista sin ese tipo exigencias que en estos tiempos les hacen a esas pobres muchachitas que sólo buscan un algo de popularidad dentro del jet-set. Ya sabe usted, los tiempos están muy duros y las personas hacen cualquier cosa por llamar la atención: algunos juran por sus madrecitas haber tenido un encuentro del tercer tipo, otros participan en un reality, otros aseguran otros cuatro años de mandato y otros, y esos si merecen todo mi pesar: abren un blog en Internet,

Periodista: Bueno, entremos en materia. Cuéntenos ¿Cuál es su color favorito? ¿Cuál fue el primer libro que leyó y el primer cd que compró?

L.J.Ariza: ¿Pero qué tipo de preguntas son esas?? Todos los que me leen saben que mi color favorito es el color esperanza!!! Yo pensé que esta era una publicación seria y que me iban a preguntar acerca del éxito de mi trabajo!!. Pregúntenme cosas que en realidad les sirva de guía a todos estos jóvenes que andan por ahí perdidos, sin saber en qué creer. Pregúnteme cosas como: ¿cuál fue el primer lib... mmmrrrj ¿Que cual era mi color favorito y que mas?

Periodista: ¿Que cuál fue el primer libro que leyó y el primer cd que compró?

L.J.Ariza: Bien, el primer libro que a mis tiernos 5 años cayó en mis manos -y espero no sonar a reina de belleza - fue “El libro gordo de precálculo de Petete”. Debo decir que después de leerlo, ante mi se abrió todo un mundo de... como decirlo... es como si usted entrara al capitolio nacional con oscuras intenciones y en la requisa le preguntaran si lleva algo de metal, y es ahí donde usted se halla en esa disyuntiva que sin duda alguna consiste en aquello que al final es la vida misma... ¿me entiende?.

Periodista: Correcto, ahora... ¿el primer CD, que me imagino es de su artista favorito?

L.J.Ariza: mi primer cd fue una recopilación de éxitos de Ana y Jaime... se acuerda? Esos que cantaban : “... café y petróleo, cumbia del mar...”. Y se equivoca, no son mi grupo preferido. En realidad sólo me gustó esa época del grupo, mas adelante cuando consiguieron fama y su estilo se volvió mucho más progresivo, los discos que vinieron me parecieron detestables y adelantados a la época, y no volví a escucharlos. Y si lo quiere saber, el artista que tiene toda mi admiración es ese gran poeta que nos regaló Guatemala: Ricardo Arjona.

Periodista: Bueno, le agradecemos que nos haya recibido y haya sido tan generosa con nosotros, pero el tiempo es muy corto y...

L.J.Ariza: COMO QUE EL TIEMPO ES MUY CORTO??!! ESTO NO ERA PARA UNA REVISTA?? DONDE ESTAN LAS CÁMARAS??!! ES QUE MI PLATA NO VALE???

Periodista: Cálmese por favor, podemos negociar y publicar algunos apartes de su novela junto con la entrevista, para que los lectores se animen a comprarla.

L.J. Ariza Esta bien, siendo así, si. ¿Cómo me dijo que se llamaba la revista... Diners?

Periodista: No. Dini, del grupo Diners.

Agradecimientos

A Yamid Amat, por enseñarme esta manera tan seria y eficaz de hacer periodismo.

A L.J. Sin ese invaluable material que me das en el transcurso de los días, esto no hubiese sido posible.

Al creador del dicho: “tirar la piedra y esconder la mano”, por tanta sabiduría con tan poco presupuesto.

Espere mas entrevistas virtuales con otros personajes notables!!