No sé como encabezar esta despedida, fue tan corto el tiempo que estuvimos juntos pero lo vivimos tan intensamente que siento que debo decirte adios de una manera decorosa, a tu altura.
Es imposible no culparme por mi descuido, estaba tan segura de tí que no pensé que pudieras irte con alguien mas (debes comprenderme, esta ciudad está cada vez peor).
Me detengo a pensar en los momentos en que te maltraté y el recordar las marcas que te dejé no me deja dormir, y como cuando pierdes al hombre de tus sueños, de la misma manera siento que debo darte gracias por ocupar un espacio tan importante y haberme sido tan útil. Lo único que me queda es un inmensa gratitud por la foto en el momento preciso, la buena apariencia que le daba algo de luz a mi presencia siempre gris, la llamada oportuna y una excelente señal.
La vida me ha enseñado que siempre vienen cosas mejores. Entonces, estaré esperando el próximo, y cuando llegue pensaré en tí, recordaré cada uno de tus ángulos y posiblemente una lágrima se deslice por mi mejilla. ´
Espero que la persona con quien estás sepa reconocer tus bondades, lo que guardas en tu interior y tu eficacia... que te cuide como yo no lo supe hacer.