martes, noviembre 07, 2006

Liza Escribe: Carta a la Rusia que ya fue

Mi muy apreciado Fedor Dostoievski: Te escribo desde una región que seguramente jamás habrás escuchado siquiera nombrar; lo importante es que te verás identificado con algunos de los temas que trataré. Te escribo porque aunque no me conoces, yo a ti sí, te conozco hasta donde puedo, hasta donde el 'idiota' que todos llevamos dentro por la sumisión nos lo permite. Te escribo porque el azar me permitió saber de ti. Pongo letras en este lugar con tu misma condición de un ingeriero sin convicción, de condición y decisión. Tus poderes de ser extraordinario, te permiten mezclar lo que todo el mundo pensaría que no se puede. Juntas lo que carece de arte -no de belleza - lleno de utilidades prácticas y modernizantes y por el otro lado algo hermoso, un mundo sin formas ni ciencia, eso que como diría un coterraneo mío, 'al fin y al cabo no sirve para nada'. Me sorprede tu capacidad de sentarte en un parque -como si el tiempo ingenieril no existiera - a observar y abstraer, mientras yo no podría dejar de recriminarme el preferir lo hermoso a lo práctico. Bueno, ya he de concentrarme en el motivo principal de esta carta, y es una pregunta concreta - o no tanto- un interrogante dolido que llena mi ser, que me pone irónica y me hace sentir impotente, la incapacidad de un ingeniero para ingeniar... Me asusta en sumo grado llegar a un punto tal en que no pueda ver más de lo que debo, para encerrarme en el cuadro lógico, que cierra el mundo capitalista y te hace olvidar de lo que realmente importa, pero te hace feliz. Me hubiera encantado tener dos minutos de tu agradable tiempo, ya agotado en esta tierra, y que pudieras ver la tristeza de un arte creado por la ciencia, donde lo bello es lo tradicional, donde el sentirnos como hormigas debiera interesarnos... sintiéndonos patéticos frente a granadillas y tomates gigantes. Y aún más triste, que las actividades colegiales llenas de trivialidad y apuro, donde la sucia pintura de motocicletas y el consumismo se vuelve atrayente, quedando el arte ahogado en una fuente pobre de monedas representando credibilidad, entre adornos navideños... Sus días de tonterías están contados, fueron 5, tristes, que se repetirán... pudiendo hacer de ellos un espectáculo colorido de libertad y conocimiento verdadero. Te dejo descansar, disculpa mis quejas.

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